martes, 15 de noviembre de 2011

Introducción

El camino mejor y mas fácil para llegar a comprender la naturaleza y las tareas de la educación es, quizás, el mito de Prometeo, tal y como se expone en el Protágoras de Platón .
Hélo aquí, tal como en ese diálogo lo expone Protágoras mismo: cuando los dioses hubieron plasmado las estirpes animales, encargaron a Prometeo y a Epimeteo que distribuyen convenientemente entre ellas todas aquellas cualidades que debían estar provistas para sobrevivir. Epimeteo se encargo de la distribución. En el reparto dio algunos la fuerza pero no la velocidad; a otros, los mas débiles, reservo la velocidad para que, ante el peligro, pudieran salvarse con la fuga; concedió a unos armas naturales de ofensa o defensa y, a los que no doto de estas, si de medios diversos que garantizasen su salvación. Dio a los pequeños alas para huir o cuevas subterráneas y escondrijos donde guarecerse. A los grandes, a los vigorosos, en su propia corpulencia aseguro su defensa.
En una palabra, guardo un justo equilibrio en el reparto de facultades y dones de modo que ninguna raza se viese obligada a desaparecer. Les distribuyó ademas espesas pelambreras y pieles muy gruesas, buena defensa contra el frió y el calor. Y procuro a cada especie animal un alimento distinto: las hierbas de la tierra o los frutos de los arboles, o las raíces, o bien, a algunos la carne de los otros. Sin embargo a los carnívoros les dio posteridad limitada, mientras que a sus victimas concedió prole abundante, de forma de garantizar la continuidad de su especie.
Ahora bien, Epimeteo, cuya sagacidad e inteligencia no eran perfectas, no cayó en la cuenta de que había gastado todas las facultades en los animales irracionales y de que el genero humano había quedado sin equipar. En este punto llego Prometeo a examinar la distribución hecha por Epimeteo y vio que si bien todas las razas estaban convenientemente provistas para su conservación, el hombre estaba desnudo, descalzo y no tenia ni defensas contra la intemperie ni armas naturales. Fue entonces cuando Prometeo decidió robar a Hefestos y a Atenea el fuego y la habilidad mecanica, con el objeto de regalarlos al hombre. De ese modo, con la hablidad mecánica y el fuego, el hombre entro en posesión de cuanto era preciso para procurarse el alimento, de que había quedado desprovisto con la incauta distribución de Epimeteo.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Conclusion

Ciertamente el Mito de Prometeo es una profecía; pero no se refiere a ninguno de los salvadores cíclicos que periódicamente han aparecido en varios países y entre varias naciones, en sus condiciones transitorias de evolución.

Indica el último de los misterios de transformaciones cíclicas, en cuyas series la humanidad, habiendo pasado del estado etéreo al estado físico sólido, de la procreación espiritual a la fisiológica, es ahora acarreado hacia adelante en el arco opuesto del ciclo, hacia esa segunda fase de su estado primitivo, cuando la mujer no conocía a ningún hombre, y la progenie humana era creada, no engendrada.


Ese estado regresará a ella y al mundo en general, cuando este último descubra y realmente aprecie las verdades que están en la base de este vasto problema del sexo. Va a ser como la luz que nunca brilló en el mar o en la tierra y tiene que llegarle al hombre en su momento… Esa luz le enseñará el camino y le conducirán a la intuición espiritual verdadera.”


http://sobreleyendas.com/2007/11/27/el-mito-de-prometeo/

Prometeo era hijo de Jápeto y la oceánide Asia o de la también oceánide Clímene. Era hermano de Atlas, Epimeteo y Menecio, a los que superaba en astucia y engaños. No tenía miedo alguno a los dioses, y ridiculizó a Zeus y su poca perspicacia. Sin embargo, Esquilo afirmaba en su Prometeo encadenado que era hijo de Gea o Temis. Según una versión minoritaria, el gigante Eurimedonte violó a Hera cuando ésta era una niña y engendró a Prometeo, lo que causó la furia de Zeus.



Prometeo fue un gran benefactor de la humanidad. Urdió un primer engaño contra Zeus al realizar el sacrificio de un gran buey que dividió a continuación en dos partes: en una de ellas puso la piel, la carne y las vísceras, que ocultó en el vientre del buey y en la otra puso los huesos pero los cubrió de apetitosa grasa. Dejó entonces elegir a Zeus la parte que comerían los dioses. Zeus eligió la capa de grasa y se llenó de cólera cuando vio que en realidad había escogido los huesos. Desde entonces los hombres queman en los sacrificios los huesos para ofrecerlos a los dioses, pero la carne se la comen.
Indignado por este engaño, Zeus privó a los hombres del fuego. Prometeo decidió robarlo, así que subió al monte Olimpo y lo cogió del carro de Helios (en la mitología posterior, Apolo) o de la forja de Hefesto y lo consiguió devolver a los hombres en el tallo de una cañaheja, que arde lentamente y resulta muy apropiado para este fin. De esta forma la humanidad pudo calentarse.
Prometeo aparece como el creador de los primeros seres humanos, moldeándolos con arcilla y dándoles vida con fuego. Sin embargo, Hesiodo hace referencia a Prometeo como benefactor del género humano. Su intervención a favor de los hombres se concreta en dos graves desacatos que comete contra Zeus:¨


Hijo del Titán Japeto y de Climena. Según dice la leyenda, Zeus desató el diluvio universal con el fin de arrasar con todos los seres humanos. Prometeo le dijo a su hijo Decaulión que construyera un arca donde pudiera salvarse él y su esposa, para continuar así la especie humana. A Prometeo se le debe la medicina, la medida del tiempo, la navegación, el fuego (que se lo robó a los dioses). Zeus no le tenía nada de simpatía y un día decidió ordenar a Hefesto que encadenara a Prometeo a la cima de una montaña muy alta donde un águila le comería en la mañana el hígado y luego en la noche le crecería de nuevo el mismo órgano para que a la mañana siguiente volviera el águila a continuar el torturante ciclo. Sin embargo, Prometeo sabía un secreto de Zeus y fue por éste que Zeus lo liberó. El secreto era que si Zeus tenía un hijo con Tetis éste sería más poderoso que su padre. Entonces Zeus decidió dar a Tetis en matrimonio a Peleo, y de ellos nació Aquiles, héroe de Troya.

Prometeo, hijo del titán Jápeto y de la ninfa del mar Clímene, y su hermano Epitemeo fueron los encargados de crear la Humanidad y de la ¿titánica¿ tarea de proveer a los seres humanos y a todos los animales de los recursos necesarios para la subsistencia. Epitemeo creó a todos los animales; por su parte, Prometeo fue modelando una mezcla de tierra y agua creó a los hombres. Prometeo, empeñándose en que éstos fueran superiores al resto de las criaturas mortales, les concedió el fuego. El desencadenante de la ira de Zeus contra Prometeo y los hombres fue la disputa realizada por los hombres y los dioses en MeKone (Tesalía) por las partes de los animales sacrificados. Prometeo dividió por un lado la carne y las entrañas ricas en grasa, ocultándolas dentro del estómago del buey en disputa. Por otro lado colocó, con engañoso arte, los huesos de buey cubiertos con grasa blanca. Luego le pidió a Zeus que eligiese entre las dos divisiones, el dios optó sin dudar por la grasa y se encolerizó al descubrir lo que ocultaba. A partir de ese momento sólo las grasas y los huesos se entregaron a los dioses en sacrificio; mientras que la buena comida era utilizada para su consumo por los mortales.Zeus, dolido y resentido por el engaño que acababa de sufrir, decidió vengarse de ellos privando a los mortales del fuego, elemento fundamental no sólo para la cocción de los alimentos, sino también para sobrevivir de las heladas. Prometeo, realmente desesperado, robó la luz del fuego eterno utilizando una caña hueca, sabiendo que esta acción originaría un castigo por parte de Zeus. A pesar del riesgo, los mortales recuperaron el fuego gracias a su valentía. Castigo de Zeus a Prometeo.- Pero esta vez Zeus no perdonó ni a Prometeo, ni a los humanos y ordenó encadenar a Prometeo a una columna. Esa misma columna, según Esquilo, era sostenida por otro hermano de Prometeo: Atlas. Lanzó, además, un águila para que durante el día le comiera el hígado, un órgano que durante la noche se regeneraba por completo. Prometeo sería liberado de tanto sufrimiento muchos años más tarde por Hércules, que mató el águila con una flecha, debiendo cargar con las cadenas toda su eterna vida.